“En uno de los días más solitarios de mi vida encontré en internet a alguien que me cautivó. Me cautivó su aspecto inofensivo, y pese a que cuando sus ojos se encontraron con los míos debí volver la vista hacia otro lado, no pude. Desde ese día sólo pienso en esos encuentros que hacen que mi día sea distinto, se me hace largo el tiempo, la espera de llegar a casa y hacer ese “clic” que nos acerca y que me hace sentir viva”.¿Suena hermoso?
Sí, es hermoso y además es cierto porque los dos sienten lo mismo o así se lo quieren creer. No se puede negar que el amor es necesario e indispensable en nuestra vida,¿pero qué queremos de ese amor? ¿Es suficiente con verse por unas horas a través de la cámara? ¿Será posible que la tecnología, además de útil sirva para hacer el milagro de encontrar el amor?
Existe un pequeño inconveniente aunque el amor sea “profundo” por parte de los dos, es que es un amor a distancia, amor que está en la red. Pero no importa, hay planes para conocerse, ahora existe una esperanza de ser feliz, de comenzar una nueva vida al lado de ese amor que habita en el corazón enamorado, pero también habita en la red.
Aun así, esas palabras son el sostén, esas palabras en el monitor y por teléfono, son la fuerza para seguir en la dulce espera del momento anhelado del encuentro. La fecha se acerca y un día te escribe un mensaje diciendo que es necesario aplazar el viaje, por motivos de trabajo. Vuelves a esperar y así se va aplazando la fecha tan esperada, por fin el sueño se hace realidad, te llama, dice que necesita verte, pero quiere verte en otro lugar más cerca al tuyo para que no tengas que viajar hasta su país. Pero haces lo imposible por viajar junto a él, y llegas, se encuentran y todo es muy hermoso. Pero te llegó el momento de volver a la realidad, debes regresar con la promesa de estar juntos muy pronto para no separarse más…
De pronto descubres que tu príncipe azul cambió de color, has alcanzado las nubes con tus manos y ahora se te derrumban. Descubres que tu amor ya tenía otro amor en la red, y de paso, tiene un amor real, un amor con quien convive, un amor a quien también le mintió para poder estar contigo. Y así, sin un “perdóname” se pierde en una maraña de alambres que un día te atraparon.
Poco a poco comienzan a escasear los mensajes, ya no te llama, ¿qué pasó con ese amor tan grande que dijo tenerte? Te desesperas y lloras, extrañas las noches de chat, de palabras hermosas que te hacían sentir viva. Ese amor ahora se ha convertido en algo destructivo para ti, te quedas buscando respuestas en la red que te atrapa entre los recuerdos y los lamentos de haber entregado todo a cambio de nada…
¿Duele, verdad? Sin embargo debes ser valiente, debes rescatar ese corazón que diste a pedacitos y reconstruirlo de nuevo. Acércate a tu familia y amigos para salir adelante con su ayuda. Pide también ayuda a Dios para rescatar tus ilusiones y sueños que se enredaron en la red.
¿Has tenido alguna experiencia de amores por Internet?
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